Es curioso como a veces, sin quererlo, experimentas antiguas sensaciones. Puede ser un gesto, una frase, un lugar,un momento... algo que te recuerda a lo que sentistes en el pasado, algo que puede ir desde a dibujar una leve sonrisa en tu rostro hasta temer otra vez por lo más temido. Tal vez sea el sofa... tal vez sea la momentanea tranquilidad de la noche, tal vez sea el silencio que lento pero sin pausa avecina los hechos del futuro inmediato.
Son esas cosas las que esbozan en mi mente como un año, dos años atrás, encontraba al mismo gato nocturno deambulando vagante y fijando la mirada sobre el fondo blanco tachado de negro pero con la mente en ningún lugar. Observando una luna que no apuntaba a nadie, en un cielo negro sin atisvo ni rastro de vida alguno.
Pero las cosas cambian, y ese gato se asoma hoy a la terraza del salónn y dirige su mirada al frío firmamento y contempla como la luna le devuelve la sonrisa, a la que le acompañan un sin fín de tardías luces que hoy brillan en sus ojos. Es una nueva etapa, un cambio que dió hace tiempo, un cambio que le ha llevado por los caminos más inesperados en su segunda vida gatuna.
Buenas noches...
24/4/07
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