Dueño de mi silencio

24/4/12

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"Ella, tímida, titubeaba entre palmos de dulzura y sonrisas sinceras que se abrían camino  entre dudas e inquietudes. Él, seguro como siempre, regalaba palabras al viento llenas de olvido que dejaban ver los entresijos de un caprichoso soñador.

Mientras, corrían chorros de voz acompañadas de vasos e historias. Mientras, las anécdotas se transformaban en confesiones desgarradas de un pasado. Ni mejor ni peor. Tan sólo pasado.

Un desliz. Un engaño. Una diablura para llegar hasta la comisura de sus labios. Un beso robado que sin haberlo planeado, hacía 20 minutos que se moría por dar. Una chispa en el camino hacia ningún lugar.

Porque cuando no media la razón gana el corazón. Y cuando gana el corazón, nada más hay tras él. Ya no habían palabras vacías. Ni palabras a medias tintas. Tan sólo eran dos niños con ganas de latir.

La noche parecía no tener fín, todo parecía tan real, alejado de lo efímero y superficial. "-Las estrellas se iluminan a nuestro paso", dijo él. "- Las calles parecen bailar con nuestros abrazos.", contestó ella.

Y sin embargo..."