"Porque hay tragos que son amargos. Hasta los del mejor vino.
Porque sé que nadie dijo que iba a ser fácil... Pero tampoco que fuese tan difícil.
Y es que cuando la bondad se disfraza de tormento no hay tregua sino fuego.
Si se disfraza de deseo, no hay fuego que encienda ese hielo.
Para qué regalar momentos de dulzura, si tras ella aparece la amargura, tan podrida de latir.
De qué sirve un beso, si tras él sólo se esconde veneno.
Unos dicen que tenemos lo que nos merecemos. Otros que el karma no entiende del mal ajeno... Otros simplemente pensamos, que todo se trata de una completa y soberana gilipollez.
Que sí, que el mundo va a seguir dando vueltas y mañana va a volver a salir el sol. Pero no quiero seguir viajando rumbo a ninguna parte. Una parte que no me apetece conocer. Este pasajero se ha hartado, esta noche se baja de este tren.
Quiero aprender a no ser tan bueno. A saber mandar a la mierda.
A ser egoista, a sólo pensar en mí...
Y sin ápice de locura, con orgullo y con recelo,
aquí un inconformista se despide, ya no regala más un te quiero."
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