Y desde aquí, no dejo de pensar en cómo trasnocha el silencio. Desde mi ventana, sólo observo luces y destellos que se pierden al compas de los minutos, incesantes y tardíos, que sin cesar avanzan irremediablemente hacia su baño de luz.
Destino o camino, sea hecho o venga predefinido, no impide que divaguemos en los recobijos de nuestra esencia e hindaguemos en lo más profundo de nuestro ser. Es ahí donde reside el maná, es ahí donde, frente al espejo, conocemos nuestro verdadero yo.
Con sus bondades y maldades, ventajas y desfachateces... pero siempre verdaderas. Sin esconderse. Y es cuando frente a nuestro verdadero yo volvemos la mirada y observamos nuestro alrededor. Y vuelven las luces, y los destellos.
Y con ellos... el silencio.
Marian Henel y sus alfombras pervertidas (NSFW)
Hace 2 horas
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